miércoles, 1 de noviembre de 2017

LA CIUDAD DEL AMOR


La ciudad del amor surgió allí mismo, en aquel instante en el que la niebla se dispersó. Todo lo que antes había sido real comenzó a difuminarse lentamente, a perderse entre la caprichosa intimidad del tiempo y del espacio. Ellos ya no habitaban la fría llanura donde el aire se hacía irrespirable. Flotaban ahora sobre suelos de agua limpia y salada. Nadaban ahora para acercarse y rompían así los límites de los besos y de las calles. Caricias líquidas. Transparencia en las miradas. Cuerpos al fin enamorados. Sin pasado. Sin futuro. Sólo él y ella sobre el agua de un mar inventado.

LA CASA HA COMENZADO A LLENARSE DE HORMIGAS


La casa ha comenzado a llenarse de hormigas. Pienso en todas las generaciones que la han habitado y no llego a ninguna conclusión. Las hormigas quizá hacen juego con teorías salvajes, con héroes de novelas, con horas vacías.
No sé…
Desfilan sin pausa sobre los retratos que cuelgan de la pared. Yo no me altero demasiado. Podría ser el avance del tiempo o sencillamente un efecto óptico.
Quizá todo reside en que la memoria olvida y es por eso que yo estoy aquí.
Porque nadie se acuerda de mí.
Porque yo no recuerdo a nadie.


OTRA VEZ


Otra vez su historia familiar, sus gustos, sus manías. Es difícil describir la situación cuando ésta ha perdido casi toda su entidad. Ella llegó una mañana muy temprano. Procedía de antiguos sótanos, de almacenes lejanos, de garajes abandonados y era extrañamente metódica.
Acepté que viviera conmigo porque necesitaba usar mi viejo salón de baile. Sí, como lo oyen. Yo solo quería bailar…
Así evolucionamos juntos; como una pareja poco convencional que se desarrolló linealmente y cuyo punto de partida nunca fue el amor.
Puede sonar raro pero estos fueron nuestros comienzos. Juntos nos sumergimos en algo muy parecido a la locura, al absurdo, a la ilusión de ser como los demás.
Desde entonces siempre seguimos el rastro de la música. Desde entonces invertimos nuestro tiempo en crear ficciones, en explorar el mundo, en diseñar vientos que barran todo lo que no nos gusta.

Pero de ella siempre perdura su historia familiar, sus gustos, sus manías y todo lo que me hace depender de esa existencia suya, única e inquebrantable.

SIN BESO DE BUENAS NOCHES


Sin beso de buenas noches. Así se alejó. Se levantó del sofá y se dirigió al dormitorio sin mirarme, sin hablar, sin saber por dónde había llegado aquella confesión mía que lo dejó sumido en ese silencio vacío.
-Dime la verdad.
Me lo había pedido así: imperativo, enérgico. Y yo obedecí; le dije la verdad. Me limité a pronunciar aquellas palabras sin dramatismo:
-No significas nada para mí.
Recogí mis cosas y salí de la casa andando lentamente. No me sentí culpable. No tuve ningún problema de conciencia.

A veces el amor no sobrevive.

LO QUE USTED DIGA, DOCTOR FRANKENSTEIN


Lo que usted diga, doctor Frankenstein. Habla la espantosa criatura,  consciente de que ha sido creada con retazos de otros cuerpos sin vida. Al escuchar su propia voz el monstruo se impresiona. Víctor le ha pedido que vuelva a ser bueno y sensible. Pero él ya ha experimentado la soledad, ya ha sentido el dolor del abandono, ya ha sido herido por el rechazo de todos, ya maneja la mentira…
Y no hay vuelta atrás.
Es el resentimiento.
Los crímenes deben continuar.


LA COGE CON SUS PROPIAS MANOS Y LA PARTE EN DOS


La coge con sus propias manos y la parte en dos. Es una nota triste que contiene palabras y penumbras. Hubiera dado la vida por no recibirla jamás pero ha llegado hace un momento envuelta en cenizas y en silencio. No aparece ninguna alusión al pasado invisible, ni siquiera contiene un breve tratado sobre cómo sobrevivir después de un adiós. Comienza a llover y él se concentra en la belleza del suelo mojado. Se desnuda amargamente y se tiende sobre la acera. El papel roto y desteñido queda a su izquierda. No va a llorar. No va a gritar. Ha decidido esperar a que llegue la noche.

FRAGMENTOS PARA EL 1 DE NOVIEMBRE


Publicados en Wadias. Nº 35. Noviembre de  2017.
Fragmentos en prosa para leer misterios, incertidumbres, rarezas y un poco de miedo.
Gracias a Encarni y Antonio por contar conmigo.