¿Finalizar un relato es acabarlo o más bien interrumpirlo? ¿Qué es un final? ¿Cómo llegamos a él? ¿Cómo se construye? ¿Cuándo conviene concebirlo como cese o bien como desenlace? Resolver un relato con un final abierto o uno cerrado no es una elección arbitraria, sino una exigencia del propio texto.
Una de las claves de un final eficaz es la coherencia: el principio, el desarrollo y el final hilados en función de la totalidad: son nudos de la misma red.
Cuando el lector llega al fin de un relato, éste debe dejarle huella, despertar en él una inquietud o incitarlo a una reflexión. Conseguir este efecto depende del acierto en la elección del final.
- La relación entre el principio y el final facilita la escritura de la totalidad de un texto. Tenlo en cuenta.
- El principio se compara con un grifo abriéndose y el final con la fuente llena.
- Las principales modalidades de un final son el cese (el relato acaba definitivamente) y el desenlace (deja al lector una gran libertad de interpretación para que imagine la resolución o continuación que más le apetezca=final abierto).
- Para que el final de un relato sea eficaz, debe cumplir las condiciones siguientes: SER COHERENTE, SER SIGNIFICATIVO y DEJAR HUELLA EN EL LECTOR.
- Como referencia, es útil conocer las características de los finales de los relatos convencionales.
- El final se debe construir teniendo en cuenta las actitudes del hablante y las formas de la narración que hayan predominado en el relato.
Taller de Escritura.
Salvat Editores.
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