miércoles, 1 de noviembre de 2017

SIN BESO DE BUENAS NOCHES


Sin beso de buenas noches. Así se alejó. Se levantó del sofá y se dirigió al dormitorio sin mirarme, sin hablar, sin saber por dónde había llegado aquella confesión mía que lo dejó sumido en ese silencio vacío.
-Dime la verdad.
Me lo había pedido así: imperativo, enérgico. Y yo obedecí; le dije la verdad. Me limité a pronunciar aquellas palabras sin dramatismo:
-No significas nada para mí.
Recogí mis cosas y salí de la casa andando lentamente. No me sentí culpable. No tuve ningún problema de conciencia.

A veces el amor no sobrevive.

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