Hulya Ozdemir |
La tierra que habito está llena de secretos, de ruidos rotundos, de aguas tranquilas. Aquí la presencia del viento es un sonido recóndito que mueve recuerdos y evoca palabras que tal vez no le importen a nadie. Solo a mí, que observo detenidamente la distancia que hay entre la hierba y el cielo. Solo a mí, que mido exactamente la cantidad de tristeza que cabe en mi memoria. Solo a mí, que canto repetidamente nostalgias para poder seguir viviendo.
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