Por sus argumentos enigmáticos y por su estructura fugaz e incoherente, el sueño es un instrumento literario insustituible. Pero ¿cómo utilizarlo? ¿Cómo adueñarnos de sus mecanismos constitutivos, de su lenguaje y de sus símbolos?
Rescatar nuestra experiencia onírica es practicar la introspección, investigar las imágenes más íntimas y dejarlas aflorar como parte de un juego creativo. En este sentido, escribir es transformar el contenido latente del sueño en el contenido manifiesto del texto. Las características del sueño propician la fabulación. No dejar escapar lo que recordamos al despertar o incluir las peculiaridades de la vida onírica en un nuevo contexto son algunas posibilidades.
- Las ideas inconscientes aparecen deformadas en la consciencia a través de los sueños.
- Los mecanismos caóticos que empleamos para explicar un sueño pueden ser trabajados como mecanismos productivos de un texto.
- El paso de una imagen a otra que se da en los sueños contribuye al estado de fabulación.
- Las palabras que evocan los sueños son compuertas para nuestra imaginación.
- Los sueños se pueden incorporar en los textos literarios de modo directo o indirecto.
- La estructura del sueño es ambigua, su lenguaje, inconexo; el discurso que lo expresa, pre-lógico.
- Hay distintas clases de sueños: simples, complejos, concretos, nebulosos, emocionales.
Taller de escritura.
Salvat Editores.
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