lunes, 19 de agosto de 2024

MARTES 13 DE JULIO DE 20021

 


“La poesía es el encuentro después del hallazgo”. Juan Ramón Jiménez.

ENCUENTRO es el punto de intersección que existe entre poesía y yo. Todo lo común que hay entre las dos. Es esa coincidencia absoluta cuando leo o escribo cosas que sacuden mi alma.

EL HALLAZGO es el inicio, el descubrimiento, eso que me hace pensar que tengo que seguir indagando en ese autor o en ese texto que yo misma escribo.

 

 


“La ridícula idea de no volver a verte”. Novela de Rosa Montero.

Me ha encantado el diario de Marie Curie (incluido en la novela) y me ha sorprendido su vida, su entrega, su persistencia en un mundo de hombres y la actualidad que se desprende de sus ideas y pensamientos. Al hilo de la vida de Marie Curie, Rosa Montero nos habla de superación, de duelo, de dolor, de literatura y de su efecto sanador. Todo libro que subraye el efecto balsámico de la literatura merece todo mi respeto.

 


 

“La cara norte del corazón”. Dolores Redondo.

Otra vez Amaia Salazar y todo lo que sufrió durante su infancia y todo el dolor que le causó su propia madre. Y el misterio y la intriga y su conversión en una adulta inteligente que ha sido capaz de analizar sus traumas pasados, capaz de establecer los paralelismos necesarios para triunfar en sus investigaciones policiales. Sorprendente y terrorífica su madre, Rosario. Su actitud maternal te deja helado el corazón.

LUNES 24 DE MAYO DE 2021

 


Bocetos surrealistas.

“La muñeca”. Hans Bellmer-Impresiones al contemplar la imagen

El miedo puede proceder de tu propia contemplación. Tu mirada perdida evoca frente a ti misma, la inseguridad y la angustia de lo inquietante. Solo tienes un brazo y solo tienes una cintura, pero no te pertenece; está fuera de tu cuerpo y estructura dos pares de miembros inferiores cuyas piernas acaban en calcetines blancos y zapatitos de charol. Puede que solo haya tres piernas.

El contrapunto entre el erotismo, la mutilación y los detalles infantiles desvía tu atención solo por un instante. Ahora debes fijarte en que tu torso desnudo descansa sobre el suelo en posición vertical. La deformidad comienza a parecerte familiar; no es normal lo que estás viendo en el espejo pero podría decirse que estás asumiendo el hecho de un cuerpo amorfo, articulado; con tres piernas boca abajo que descansan tumbadas fuera de ti, asumiendo la horizontalidad tétrica de un suelo blanco e impoluto en el que quizá echas de menos la sangre de la desmembración.

La oscuridad viene de arriba, de las paredes de color marrón intenso que te envuelven y que son las que resaltan intensamente la carne ficticia y artificial de tu propio cuerpo abandonado.

Por encima de la parte más triste; la que contiene las piernas y muy cerca de tus glúteos; se apoya el codo de tu único brazo y es tu propia mano la que ahora llama tu atención porque expresa algo. Sí. Contiene un gesto de duda. Levemente inclinada y con los dedos separados como si quisiera preguntar qué está pasando. La inexpresividad de tu rostro no acompaña a esta mano que parece querer saber. Tu cara va por independiente. A pesar de que no dejas de observarte, puedes apreciar que tus ojos no miran. Sabes que tus labios pintados de color naranja aparecen entreabiertos, aunque tú no los puedes mover. Sabes que hacen juego con los pezones de esos pechos mecánicos y extraños. Sabes que estás ausente. Quizá no quieres mirarte más o quizá no puedes continuar. Es demasiado cruel. Una cabeza, un brazo, dos pechos, dos glúteos y una cintura que fuera de tu torso actúa como punto de intersección de tres piernas que yacen boca abajo; emulando tal vez la muerte.

Y es tu mano, solo esa mano la que expresa algo que podría relacionarse con la vida. Pregunta por qué eres tú el centro de ese desdoblamiento, por qué no puedes ver el reflejo de tu propia sombra, por qué tu soledad tan al desnudo, por qué la condena de permanecer bajo esa existencia monstruosa e intensa…

Y así continúas. Inmóvil y silenciosa. A la espera de alguna respuesta que quizá aparezca pintada sobre madera. Con pelo, calcetines y zapatos.

 

SÁBADO 22 DE MAYO DE 2021

 


“Los girasoles ciegos” (Recuerdo de Facebook)

Cuatro cuentos demoledores sobre la Guerra Civil española. Es imposible más tristeza. No cabe más muerte ni más miedo ni mayores mentiras para poder sobrevivir. La palabra que queda es como la sensación que queda: LA DERROTA ante la muerte. Ni vencedores ni vencidos. Solo horror y la certidumbre de una realidad escindida que ahora habita en nuestra memoria. Si tuviera que elegir un cuento, por la dimensión de la tragedia que encierra, me quedo con el segundo: “Manuscrito encontrado en el olvido”. Es increíble cómo se siente el dolor ante esta narración.