“Niadela”. Beatriz Montañez.
Abandonarlo todo para reencontrarte contigo mismo. El libro plantea este hecho como una opción y como una narración en contacto con la naturaleza. Dejar atrás una vida exitosa, urbana y prometedora porque la fama, el dinero y los reconocimientos a veces no bastan para sanar las heridas que vienen de lejos. Esta es la historia de la autora y de su retiro en una cabaña de piedra, sin electricidad, sin agua caliente, en total soledad. Y es que el reto, en ocasiones es enfrentarnos a nosotros mismos.
Como opciones la lectura y la escritura y la búsqueda incesante de la persona que uno es en realidad. Una especie de viaje sin movimiento y una fusión total con la naturaleza. Recuperación de antiguos tópicos literarios (LOCUS AMOENUS, BEATUS ILLE, AUREA MEDIOCRITAS) en pleno siglo XXI y apuesta segura por la atención, la observación y la escucha de todo eso que llevamos dentro, sin tapujos; en un ejercicio absoluto de autoconocimiento.
“Me resisto discretamente a pertenecer. Tan solo quiero no perderme a mí misma. Invierto mi fuerza en recogerme, expandirse es sencillo. Todo lo que necesito está aquí, y necesito mucho menos de lo que pensaba. Todo aquello a lo que renuncié: comodidad, posesiones, me volvió libre; todo aquello en lo que ahora invierto: naturaleza y palabras, me hace sentir rica. Tampoco busco ninguna gloria, solo quiero estar en paz. Sé que estar aquí no es estéril. Confío en la fecundidad de la vida, aunque ignoro el cuándo y el cómo. Prefiero ser siempre inicio y conclusión a simple desarrollo. Y ahora que por fin he abierto los ojos, ya no hay marcha atrás. Veo la belleza a mi alrededor, la huelo, la contemplo, la admiro; una belleza que tristemente languidece.
Guardaré estas hojas para que alguien las lea algún día y pueda recordar cómo era este pedazo de tierra, la tierra. Las fotografías y los vídeos se retocan, pero en la memoria las imágenes permanecen originales. Sí, se pierden los detalles, pero se rescatan con palabras”.
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