lunes, 19 de agosto de 2024

LUNES 24 DE MAYO DE 2021

 


Bocetos surrealistas.

“La muñeca”. Hans Bellmer-Impresiones al contemplar la imagen

El miedo puede proceder de tu propia contemplación. Tu mirada perdida evoca frente a ti misma, la inseguridad y la angustia de lo inquietante. Solo tienes un brazo y solo tienes una cintura, pero no te pertenece; está fuera de tu cuerpo y estructura dos pares de miembros inferiores cuyas piernas acaban en calcetines blancos y zapatitos de charol. Puede que solo haya tres piernas.

El contrapunto entre el erotismo, la mutilación y los detalles infantiles desvía tu atención solo por un instante. Ahora debes fijarte en que tu torso desnudo descansa sobre el suelo en posición vertical. La deformidad comienza a parecerte familiar; no es normal lo que estás viendo en el espejo pero podría decirse que estás asumiendo el hecho de un cuerpo amorfo, articulado; con tres piernas boca abajo que descansan tumbadas fuera de ti, asumiendo la horizontalidad tétrica de un suelo blanco e impoluto en el que quizá echas de menos la sangre de la desmembración.

La oscuridad viene de arriba, de las paredes de color marrón intenso que te envuelven y que son las que resaltan intensamente la carne ficticia y artificial de tu propio cuerpo abandonado.

Por encima de la parte más triste; la que contiene las piernas y muy cerca de tus glúteos; se apoya el codo de tu único brazo y es tu propia mano la que ahora llama tu atención porque expresa algo. Sí. Contiene un gesto de duda. Levemente inclinada y con los dedos separados como si quisiera preguntar qué está pasando. La inexpresividad de tu rostro no acompaña a esta mano que parece querer saber. Tu cara va por independiente. A pesar de que no dejas de observarte, puedes apreciar que tus ojos no miran. Sabes que tus labios pintados de color naranja aparecen entreabiertos, aunque tú no los puedes mover. Sabes que hacen juego con los pezones de esos pechos mecánicos y extraños. Sabes que estás ausente. Quizá no quieres mirarte más o quizá no puedes continuar. Es demasiado cruel. Una cabeza, un brazo, dos pechos, dos glúteos y una cintura que fuera de tu torso actúa como punto de intersección de tres piernas que yacen boca abajo; emulando tal vez la muerte.

Y es tu mano, solo esa mano la que expresa algo que podría relacionarse con la vida. Pregunta por qué eres tú el centro de ese desdoblamiento, por qué no puedes ver el reflejo de tu propia sombra, por qué tu soledad tan al desnudo, por qué la condena de permanecer bajo esa existencia monstruosa e intensa…

Y así continúas. Inmóvil y silenciosa. A la espera de alguna respuesta que quizá aparezca pintada sobre madera. Con pelo, calcetines y zapatos.

 

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