“Caperucita en Manhattan”. Carmen Martín Gaite.
La historia es una recreación muy libre de Caperucita Roja. La fantasía, el toque surrealista y Manhattan como espacio ideal le dan a esta narración ese toque tan especial que solo su autora era capaz de conseguir.
El libro es un canto a la libertad, es la negación de todos esos convencionalismos que nos hacen ser tan aburridos. Es una apuesta por la diversión, por las cosas que a veces se escapan de la norma y de lo políticamente correcto. Los personajes son fascinantes. Miss Lunatic es una mendiga que ayuda a la gente para que venza sus miedos y se sientan liberados emocionalmente. Ella es la que aporta el toque mágico. La abuela de Sara Allen (nuestra Caperucita) es una abuela moderna y liberal que defiende el amor verdadero, aunque tenga una edad avanzada; para Sara su abuela es un referente indiscutible. En el pasado fue cantante de Music-Hall y ya en aquel momento Mr. Woolf (el lobo), un pastelero millonario que vive en un rascacielos con forma de tarta, se enamoró de ella.
Han pasado muchísimos años y Mr. Woolf necesita una buena receta de tarta de fresa, esa que hace la madre de Sara cada sábado para que la niña se la lleve a su abuela. El triángulo feliz que establecen Sara, la abuela y Mr. Woolf es absolutamente emocionante, porque así es como tendrían que acabar todas las historias; de la manera más feliz.
“Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras, compartir con los vivos un vaso de vino o un trozo de pan, acordarse con orgullo de la lección de los muertos, no permitir que nos humillen o nos engañen, no contestar que sí ni que no sin haber contado antes hasta cien como hacía el Pato Donald…Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía y vivir es explicarse y llorar…y vivir es reírse".
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