lunes, 19 de agosto de 2013

EL SOL EN TUS VENTANAS

Imagen: PETE REVONKORPI
No me siento capaz de simular un discurso, de vivir al margen de tus respuestas. Pregunto y son mis palabras las que me protegen con fuerza mientras que tú hablas para levantar paredes de hielo que parecen limpios cristales a través de los cuales aún puedo divisarte.
Me atrevo a pensar que tu textura es leñosa. Un árbol culpable de corteza robusta, que jámás mostrará debilidad alguna.
Desde un invernadero...
Al margen del frío encierras el amor en una urna de fácil apertura.
Me acostumbro a mi propia memoria en miniatura y tu cuerpo ahora me parece transparente, como un simulacro de aire tibio que divide los momentos en presentes y pasados.
Todo giraba entre tus brazos, fabricabas realidades de artificio. Todo tropezó y se deslizó y se hundió cuando nada parecía importar. Contemplo ahora tus gestos indiferentes, el sol sobre tus ventanas. Imagino tus manos como partes de ti; previsibles, capaces de fingir y engañar, como elementos que me conocieron y me enterraron sin ruidos brutales, sin profundidad en la tierra; siempre con una mirada dócil; siempre ignorando los códigos que emiten pasos y expresiones ininteligibles.
Quiero dormir.
Si fuera posible volver a mi infancia y coronar mi cabeza con flores blancas y vestir mi piano con músicas suaves...
Quiero elaborar un plan que consista en despertar, levantarme y volver a sentirme racional y humano.

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