LOS PASOS DE LOS SUEÑOS

Imagen: RAQUEL DÍAZ REGUERA

Miraba la televisión y las voces le parecían ruido de tormenta y de derrota. Era invierno en una ciudad clara de días ambiguos y paredes nubladas. El porvenir sobrevolaba noviembre y sus pensamientos atravesaban el mundo y esas multitudes extrañas que le recordaban lo solo que estaba.

¡Decidido!

Sus manos jamás tocarían la puerta de la casa y la piel de su rostro permanecería siempre a este lado; aquí donde nunca se escucharon los pasos de los sueños, donde las fotografías no escaparon del naufragio. 

Largos pasillos y viajeros imaginarios.

Silencio enfermizo.

En su cabeza cualquier habitación se cierra con llave.

No se atreve a cambiar las sábanas ni a firmar sobre el armario. Detrás de la ventana brillan sus ojos; así, tendido en la cama sin poder dormir, preguntándose qué haría bajo un sol imponente en los confines de esa isla que no requiere equipaje.

¿Cómo sería su vida a partir de ese momento?