viernes, 23 de agosto de 2013

LOS PASOS IMPRECISOS.

Imagen: SASHA IVOILOVA
Me sorprende lo inútil y molesto que puede llegar a ser el olor salvaje de los pasos imprecisos. El silencio lento deshace una felicidad que salta desde las mesas y desnuda el color de las paredes a su paso. Es viernes. El día de los libros que quedaron interrumpidos. La noche de las cortinas cerradas. Brillo doméstico que inunda el pasillo. Palabras que avanzan por el túnel de la pervivencia.
Cruzo a tientas la casa y enciendo todos los jazmines que hay en el invernadero.
Orden en esta oscuridad. Ya no hay desiertos que cruzar. Es suficiente con el perfil de mis recuerdos. Luna inalcanzable. Presencia antigua de mi propio cuerpo. Y esas huellas en el corazón...
Sigo esperando un oasis.
Me pregunto a qué aguardan todos esos espejos.
Los días llegan a destiempo.
Me apoyo en historias ajenas.
En otra oscuridad.
En otra soledad.
En otros momentos.
En otras sábanas...
...y una sola pregunta:
¿Cómo cargar sobre mi espalda ese aspecto gigantesco de tu nombre?

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