miércoles, 7 de junio de 2023

20 DE JULIO. SÁBADO. 2019


 

Hoy…reflexiones sobre el tiempo.

El tiempo permanece y confluye sobre el borde de las aceras, cruzando gestos insignificantes, desbordándose sobre las turbulencias azuladas que jamás se disipan. A veces atraviesa túneles de oscuridad y otras, las calles en las que es imposible calcular los garajes que se disponen quietos en una sola dirección. El tiempo puede ser uniforme y puede ser insuficiente. En ocasiones amaina en su vertiente tormentosa, cuando ya se ha integrado en la esfera de lo temible. La ciudad constituye el eje principal y cuando parece que nadie es capaz de sobreponerse ante las leyes de un mundo tan breve, triunfan de nuevo los instantes y la verdad, tan frágiles como un reloj de arena.

De nuevo el tiempo, con su rostro que nunca imagino pálido ni deforme. Rostro de aire, piel feroz, labios aislados que besan con todas sus fuerzas e inspiran los colores más brillantes, los relieves más visibles, los sudores más penosos.

El tiempo siempre gana porque sabe esperar, porque nunca se rinde, porque mira sentado la colección de recuerdos que triunfará mañana; la suerte que se dirige siempre hacia el norte, los sufrimientos que se estrellaron sobre un bordillo, el dolor que hace triunfar la soledad.

Se atreve a ser inverso, a abrir las vidas lineales, a preguntar dónde se sitúa el epicentro para levantarse sobre él como un tornado que no deja rastro ni manchas visibles, para engullir las pocas fuerzas que quedan a su alrededor.

Quiero escapar, pero mi carrera es precaria. Corro sobre la tierra violeta y sobre el cielo marrón. Es breve la paz. La confianza es lo contrario. No puedo elegir lo que me conviene.

 


 

Busco para encontrar, y así es como he hallado otoños y primaveras que proceden de los dos hemisferios. Las palabras me siguen acompañando, como siempre, y a través de ellas he diseñado los lados de esta búsqueda incesante que acaba desembocando en mil brillos distintos, transcritos en hojas de papel. Poemas que traducen sentimientos, relatos que cuentan fragmentos de vida. La escritura actúa con su eterno poder balsámico y me conduce de lleno hacia los encuentros más insospechados. Hablo de nuevo. Busco. Encuentro.

 

 

En la vida estamos determinados siempre por ideas, sensaciones y sentimientos que se contraponen. Amor y odio; hielo y fuego; ausencia y presencia; blanco y negro; vida y muerte. En literatura utilizamos la antítesis para expresar este choque, esta tensión, esta forma de debatirnos a nivel interior. ¿Y yo? ¿Me atrevo a enfrentar mis opuestos?

 

 


Como escritora uso mis experiencias del pasado y las proyecto hacia el futuro… y así lo creo. Me sitúo en una triple dimensión temporal: estoy en el presente, recuerdo el pasado y avanzo hacia el futuro. El futuro es un tiempo intangible que trato de poetizar o relatar . Es un tiempo que aún no pertenece a nadie. Una región absoluta que trato de definir y conformar con palabras, con emociones, con magia.

¿Es el futuro una irrealidad?

 


 

Vuelo es la acción de volar con cualquier movimiento o efecto a través del aire. Me elevo y me muevo con el viento, quizá más allá de la atmósfera terrestre. De esta forma me parece que alcanzo la libertad poética y narrativa que me permite contar y expresar lo que siento; lo que me ocurre. Planear. Adoptar nuevas perspectivas. Mirar desde arriba. Escribir. Volar.

Alas, sueños, imaginación sin límite, palabras, ilusión y ganas.

No necesito más.

 


 

La Luna Nueva es una fase lunar en la que la luna no refleja luz y no es visible desde la tierra. Se denomina Novilunio. Por este motivo quiero escribir, para inventar reflejos de luz. Me centro en la luna y sigo su recorrido, proyectando sobre su superficie de aspecto volcánico magia, misterio, enigmas y ese poder casi hipnótico que recojo por escrito.

Subrayo la belleza de la luz sobre la oscuridad y elaboro cuentos y poemas de donde se desprenderá toda esa calidez que necesito. El reto es reinventar la luz de la luna. Noche, estrellas, amor, pasión, desamor…y todo lo que inspire esta fase tan creativa.

Eso dicen…que es la fase para crear artísticamente.

 


 

La distancia se relaciona con caminos, ciudades, rutas, mapas, kilómetros y puntos cardinales. Desde una perspectiva lineal es un espacio o un intervalo de tiempo ente personas o cosas. La distancia se relaciona con los adverbios cerca o lejos y con los verbos separar, apartar, alejar.

Yo escribo sobre la distancia abordándola como ese trayecto espacial o temporal que nos separa. Sin embargo, soy consciente de que existe otro tipo de distancia: la que logra unirnos en palabras a pesar de las horas distintas, a pesar de la noche y el día, a pesar de los dos hemisferios. Quizá no lo sabíamos, pero existe una distancia que une a personas diversas que tal vez estaban esperando una oportunidad para encontrarse. Y como si fuera algo mágico la distancia se ha convertido en el mismo espacio temporal y físico. No hay distancia para los que quieren escribir. Nada puede alejarnos. Nada. Estamos unidos por un lazo invisible, con palabras de afecto y la enorme capacidad de adaptarnos a cada propuesta. Ya no hay distancias, ni horas, ni frío ni calor. Esta es una distancia que une en letras, en sílabas, en palabras, en versos, en cuentos, en relatos, en ganas…

 


 

Valiéndome de la palabra intento producir magia, evocar emociones, transformar páginas en blanco, autodefinirme a través de la escritura, indagar en ella, buscar efectos sorprendentes, existir en un universo paralelo creado por mí misma.

Que no se extingan los elementos mágicos ni las causas maravillosas que a cada uno de nosotros nos han conducido hasta la Escritura Creativa. Nuestros textos, sean relatos o poemas, tienen algo de magia, ese algo mágico que no existía antes de que los escribiéramos. Aparecen imágenes que escapan de nuestra racionalidad y forman imágenes sensoriales, esas que dan forma a los sentimientos.

Lo inexplicable puede ser mágico.

 


 

Viaje es un cambio de ubicación, es un avance, es un trayecto que recorremos a través del cielo, del océano, de los ríos, de los mares, del espacio, de la tierra. A veces el viaje puede ser interior. Como todos sabemos un viaje puede esconder mil historias, mil recuerdos, mil sensaciones. Viajar puede ser un estilo de vida. El viaje se sostiene siempre entre los puntos cardinales y la implicación directa es ese aire de libertad y de aventura y de pasión y de alegría. El viaje siempre restaura y tonifica. En él experimentamos vida y movimiento. El viaje genera sueños y deseos y buenas vibraciones. Es una pasión auténtica que nos ayuda a aprender. El viaje es magia e incertidumbre, es inquietud y risa. En definitiva, el viaje rima con cuaderno, con poesía, con relato, con reto, con curiosidad. Exploramos rumbos y mapas; utilizamos brújulas o un simple lápiz para dibujar un itinerario y viajar sobre él.

 


Hablo de la dificultad para conciliar el sueño, esa que se sufre en el momento en que corresponde dormir. Por tanto, el insomnio es más tiempo. Más tiempo para escribir, para amar, para leer, para pensar…

Durante ese tiempo pueden ocurrir historias mágicas y se pueden gestar poemas únicos. El insomnio es noche, es luna, es cielo y es una sucesión de estrellas. El insomnio puede ser soledad, misterio y paradójicamente sueños.

Así que creo firmemente en la existencia de un insomnio literario. Ahí es donde me instalo, ahí es donde indago.

 


 

Si pienso en palabras con sabor me meto en la cocina y busco recetas para contar y encuentro poemas de sabores. La relación que existe entre la cocina y la literatura es evidente. La cocina es un lugar mágico dentro de cualquier casa. Inigualables sus olores, su calidez de horno encendido, sus múltiples posibilidades en cuanto a mezcla de ingredientes, en cuanto a conversaciones interesantes, en cuanto a lecturas interminables- (¿Tú también lees en la cocina?), en cuanto a desafíos de páginas en blanco- (¿Tú también escribes en la cocina?).

En la cocina se fusionan como en un Realismo Mágico las palabras y los sabores. Escribir es como cocinar sin fuego lo que intentamos dejar en el papel. Mezclar, batir, aderezar, dejar reposar… y cuidadosamente estirar la masa para darle forma.

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