Las verdaderas protagonistas de nuestro confinamiento son las ventanas. ¡Con lo que me gustan! ¡Y los balcones! Que no podían ser menos. Detrás de los visillos y las cortinas estamos nosotros. Asumiendo la dicotomía de los tiempos y resistiendo este pulso con el aislamiento. Me gusta pensar que todo va a cambiar.
Seamos responsables y solidarios y cuidémonos cuidando a los demás. Y sobre todo no olvidemos que son ellos, todo el personal sanitario, los que están al pie del cañón. Ayudemos todos. Estos no son días de playa, ni de campo, ni de ocio. Seamos conscientes de que éstos son días de lucha. Y es una lucha de todos. TODOS.
Estoy en mi ventana tomando el sol. No puedo parar de llorar. Me he estado fijando en los letreros de las tiendas que puedo ver desde aquí y me ha dado mucha pena pensar que actualmente no designan nada. ¿De verdad está ocurriendo esto? ¿Solo letreros y puertas cerradas? En todas las calles se leen las palabras, pero no significan nada. Hay algo de “no existencia” que me atormenta. Esta paz tan inesperada. Esta tranquilidad tan desconcertante. Esta realidad que parece tan ficticia. Jamás había pensado en que mi libertad también puede ser ambigua. Porque yo soy libre, ¿no? ¿Es eso lo que me pasa? ¿Qué los letreros de las tiendas que hay en mi calle me recuerdan con su silencio que hay un enemigo ahí fuera y que es más poderoso que yo? No me puedo permitir el lujo de ver a nadie, está prohibido. Así que cualquier palabra me conduce a una nueva pregunta. Pensar en las posibles respuestas solo me confirma la complejidad de la situación. Y llega ya un momento en el que me rindo. ¡No puedo más! Entonces me atrevo a pensar en el futuro y en los besos y en la música y en mis libros y en todas las primaveras que he vivido…y de alguna manera vuelvo a asombrarme y a aterrarme. Nadie quiere salir de su casa porque nadie puede salir de su casa. ¡No estoy bien! Todo lo que escribo también es un síntoma. ¿Quién coño ha diseñado el perfil de esta tragedia? Cuando todo esto pase solo querré olvidar que sucedió. Es mi deseo y también el tuyo. Lo sé.
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