viernes, 21 de abril de 2023

10 DE ABRIL. 2019. MIÉRCOLES

 

¿Qué puede salir si mezclo un fuerte olor a lejía, un reloj detenido y unos platos desiguales? Puede salir un texto que me recuerda a mi padre, a su última etapa, a su deterioro sin pausa, a su enfermedad. La tristeza del final de una vida. Nunca olvidaré cómo me miraba. Sin entender absolutamente nada.

 

Él estaba allí sentado a la mesa. Al entrar me impresionó el fuerte olor a lejía. Me produjo cierta imposibilidad para respirar y una sensación de ahogo que me duraría muchísimo tiempo. No me atreví a hablar. Él no me miraba y yo me fijé en el viejo reloj de madera que colgaba sobre la pared. Estaba detenido. Eran las dos, a las seis y media de la tarde. La imagen…sobrecogedoramente atemporal. Por fin me vio. Reparó en mí. Sonrió levemente y con su voz temblorosa me invitó a sentarme junto a él. Cuando analicé los platos desiguales que había sobre la mesa, el temblor de sus manos, sus arrugas infinitas y sus ojos ausentes…comencé a llorar.

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