Los recuerdos quedan lejanos y te identifican como lo que fuiste, otorgándote la justa medida de la distancia recorrida con respecto a lo que eres ahora. Las diferencias son evidentemente físicas, estás dejando de ser joven y al mirar atrás: un álbum de fotos y algunas imágenes que te permiten rememorar una circunstancia importante, personas que te quisieron o a las que tú quisiste. Es extraño medir una vida por los restos sonrientes que quedan plasmados en las fotografías. Alejadas del presente te sorprenden por el corte de pelo, el mobiliario desfasado y la ropa pasada de moda que una vez te perteneció. Tu presencia ahí está como difuminada y tu sonrisa está revestida de cierto aire de falsedad, como si no fuera tuya, como si se tratara de la sonrisa de un desconocido.
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