viernes, 21 de abril de 2023

23 DE ABRIL DE 2019. MARTES.

 

Clara sensación de no pertenecer. Soledad infinita pero absoluto convencimiento. Quizá por eso los árboles siempre están presentes. Los observo y les doy un papel protagonista desde el punto de vista literario. A veces los árboles me hablan y me sugieren cosas. Los escucho. Los miro con detenimiento y quiero pintarlos a través de mis palabras. Todo lo demás se desvanece. No lo siento como auténtico.

Afán de estar, de aparentar, de lucir categoría de ARTISTAS, de creer que lo son, de jugar sucio. No puedo conectar con ellos. No siento que estén de mi lado. No obedezco las órdenes de los que se erigen como poderosos. No hago lo que quieren y cuando ellos lo quieren. Me mantengo al margen voluntariamente, pero echo de menos un poco de aliento; un poco de apoyo, un poco de complicidad, proyectos compartidos; sin rabias, sin envidias, sin traiciones.

Me ha costado mucho recuperarme. Decidí poner punto y final. Que se maten ellos ahí fuera. Que se halaguen. Que se besen como si se quisieran. Yo sé que todo es mentira. Me quedo aquí; con mi diario, siendo yo misma, ejerciendo libremente mi pleno derecho a no encajar, a no adaptarme; ejerciendo plenamente mi amor por las palabras, palabras que esta noche transcriben árboles infinitos, árboles infinitos que comenzaré a escribir en breve. Coherencia. Compromiso con mi propia actitud. Suprimir cualquier posibilidad de herida.

Junto a quien valore mi presencia; junto a quien haga que mi tiempo valga la pena, junto a quien me cuide, junto a quien se interese por mí…Y así es como me quedo sola con mis cicatrices, aunque nunca me he sentido más segura de algo. Ya no hay dolor. Solo palabras, árboles, poesía, sonrisas. Prueba superada a pesar de la soledad.

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