Hoy, después de tantas calles, todas las esquinas me resultan desconocidas
Nombro cada uno de los sitios
Y desde los puentes invisibles
vuelan las letras como por arte de magia
Trato de gobernar los lugares que
me quedan
Y decido arriesgar frente al espejo
las sábanas y las mentiras
He vivido un final de siglo
Es este un hecho lento e inmenso
Que cambió todas las vertientes de
mi inocencia
Y las dimensiones de cada una de
las ciudades que conducían hasta mi propia vida.
Cayeron los mitos
Y mi edad quedó congelada en la
fuente de agua de la plaza mayor
Las resacas rimaron tabernas con
refugios
Y los miedos levantaron un vuelo
extraño
Sobre el ritmo de mis caderas
Sobre los pliegues de la soledad
Sobre todas las fuerzas que residen
en mi cuerpo
Y... todo comenzó entonces
Cuando tus ojos inundaron los
espacios comunes
Y las hojas de papel eligieron
descansar sobre mi mesa
Cambiando poco a poco el poder de
las máscaras
Habilitando un espacio para
practicar la brujería
Esperando vencer al fin
La latencia de las palabras.
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