Ya no me sorprenden las paredes ni
las casas
Los últimos deseos me sugieren
futuro
Como si nada se hubiese roto
Como si mi piel no hubiese sido
atravesada por aquellas tardes tristes
Como si nosotros tuviéramos la
capacidad de permanecer
Tal y como fuimos
Con la serenidad de la luz
Diluyendo los momentos pasados,
presentes y futuros
Otorgándole todo el poder a los
labios
Y a la sencillez de miles de
segundos
Que desaparecieron para siempre
Quizá las miradas se volvieron
débiles
Y lo que dijimos comenzó a gotear
Sobre la que había sido nuestra
propia historia
Ahora mis ojos imaginan ecos
antiguos
Y en mis oídos vibran nieves
tranquilas
Aquí quedo yo, conmigo
Viviendo en un solo acto
Uniendo granos de arena...
...Y el mar en calma
susurrándome
que no todo acaba siempre por
hundirse.
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