Imagen: MELISA PECK |
Hay algo atractivo en la acción de
enloquecer. Como si a veces resultara liberador
que los límites de una lógica preestablecida se desdibujen y choquen contra paredes y
cristales; puede que la locura consuma cadenas y avance por calles inconfundibles donde las piedras tiritan de frío, donde los sueños no se derrumban
nunca.
Esa libertad, tal vez tranquilizaría las
intermitencias de tus manos,tal vez te haría correr hacia los
astros,
tal vez giraría sobre tu vientre
impreciso.
Las preguntas siguen durmiendo
sobre un mar en calma. De tu voz comienzan a dispararse
gemidos
¡Cómo te gustaría derramar arena!
¡Cómo te gustaría descansar de una
vez sobre esos golpes que empañaron tu corazón!
Y escuchar lo que el sol tiene que
decir. Y fundir el aire con tu cuerpo
Si las llamas alcanzaran la luna...Si un ser superior ordenara tu
huida...Si los barcos cruzaran destinos...
...Y los bailes podrían ser eternos... Y las manos sólo entregarían
flores... Y los ojos servirían de
ventanas ante todos los sentimientos realizables. Una peonza da vueltas sin parar. Te detienes para pensar
A tu alrededor casi todo se deshace
en líquidos invisibles.Y cuando ya no queda nada...Tú sigues jugando
a ser un hombre racional.
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